Leña del árbol caído
“Oscura y tenebrosa” resulta la nota de opinión del diario
del instrumento de viento. La causa continúa, por supuesto, como todas las causas
en la justicia argentina: ad eternum, sobre todo a lo que se refiere a las
causas con fuerte contexto político. Y más aún cuando se trata de perseguir a
un presidente o expresidente populista.
Hace 5 años que murió el fiscal Nisman. Netflix sacó un
documental sobre su muerte. Los hechos son que el fiscal murió en su
departamento en circunstancias dudosas que aún hoy se investigan. Obviamente,
hay dos hipótesis: se suicidó o lo mataron. ¿Quién lo mató? Acusaciones cruzadas:
lo mató el gobierno de ese entonces con Cristina Fernández a la cabeza o la
oposición, con una Patricia Bullrich que fue una de las primeras en llegar al
departamento del fiscal.
Los nombres: Lagomarsino. Le da el arma que aparece en el dpto.
Compartía con el fiscal una cuenta de 600 millones de dólares en Estados
Unidos. Ojo: estos datos son transcriptos de la nota de opinión del periodista
Roa, del diario Clarín. Según este
autor, antes de que se descubriera el cadáver (según el documental que sacó a
la luz la empresa norteamericana Netflix, fue su madre quien lo encontró), se
activaron una flota de celulares de los servicios de inteligencia donde aparece
otro nombre: Jaime Stiuso, ex agente de la SIDE (Servicio de Inteligencia del
Estado) que hoy se llama AFI (Agencia Federal de Inteligencia). Además, la
pericia confeccionada por Gendarmería indicaba que había sido asesinado a las 2
de la madrugada, horas antes de que de
que le borraran mensajes de su celular y de la computadora.
Según la dudosa pericia, la forma en que había ingresado la
bala en el cráneo del fiscal hacía pensar que no se trataba de un suicidio. Se habla
de la hinchazón de su nariz y de un hematoma. Un anestésico ketamínico en su
cuerpo, cuando hay varios testigos que aludieron de su adicción a las drogas y
fotografías que lo mostraban en fiestas clandestinas, lo cual no empaña, a mi
juicio, su figura de fiscal, amparado en el artículo 19 de la Constitución
Nacional. Pero es un claro indicio de la relación conflictiva que tenía con su
ex mujer y su hija, lo que lo habría
podido llevar a no aguantar psíquicamente la presión que le provocaba también
llevar a cabo una denuncia contra la Presidenta de la Nación, muy débil, de una
pésima calidad jurídica y donde hasta el mismísimo Alberto Fernández, hoy
presidente de todos los argentinos, mal que les pese a los detentadores de este
tipo de documentales en un momento de tensión
como este, que no coadyuva a lograr la armonía y la paz social tan
anhelada por Latinoamérica, al suicidio del fiscal, puesto por el mismísimo
Néstor Kirchner en sus funciones, a cargo de la investigación del atentado a la
AMIA.
¿Qué decía la denuncia que tenía contra la ex presidenta? Hablaba
sin pruebas (varios de los juzgados federales de Comodoro Py se la rechazaron
porque no tenía asidero) de los supuestos negocios turbios entre la actual
Vicepresidenta de la Nación e Irán, los fundamentalistas islámicos que siempre fueron
los malos para Estados Unidos, Hollywood y hoy Netflix. La nota de opinión de
Roa justifica la plataforma yanqui diciendo que tuvieron la bondad de ponerlo
en pantalla luego de las elecciones presidenciales para no interferir en el
resultado de las mismas. Rídiculo y chupamedias. Otra cosa no me cabe para
expresar calificativos a esta nota de opinión de un diario que toda la vida
puso y sacó gobiernos a diestra y siniestra. Sobre todo siniestros.
En fin, hay que ver ese documental y sacar nuestras propias
conclusiones. Pero seamos críticos. De todo: de lo que dice el kirchnerismo y
de lo que nos quiere mostrar Netflix. De ambos discursos. Es la única manera de
que la familia del fiscal se quede tranquila. Así como la familia de Maldonado,
como la familia de Mariano Ferreyra, como los familiares de los tripulantes del
ARA San Juan y las familias de todas aquellas víctimas de delitos dentro de
este país que esperan justicia.
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