La Humanidad
Me tocó el término “humanidad” para empezar a esbozar algo
acerca de eso. Algo tan abarcativo, abstracto y concreto. La humanidad es lo
humano, el hombre y la mujer, para ser aún más. abarcativos sin tanta
exclusión. Nosotros y ellos. Y ahí está la primera dicotomía que plantea el
término. Porque cuando se dice término estamos ahondando en una palabra.
Definir la humanidad no es tarea fácil. Definir no es tarea fácil. Enseguida
intentamos encasillar y clasificar. Porque estamos presto a ello.
“La humanidad es todo aquello que resulta racional”, nos
decían las maestras. Eso define al hombre. Vaya reduccionismo. Pero es una
manera de encararlo. Sin pensar en sus pasiones, miedos, angustias, miserias,
que también nos hace humanos. Quienes incurren en esas “debilidades del
espíritu”, como nos suelen querer hacer creer las doctrinas ortodoxas
iluministas, nos imbuimos en un evitar todo lo atinente a la cuestión sentimental, sin más ojos que
para la fría razón. Quedamos rengos de sentido cuando definimos algo así, algo “tan humana como la
contradicción”, según Lerner.
Qué difícil se me hace definir la humanidad. Una cosa tan
abarcativa que al hablar de ella misma se excluye clasificando en razas,
credos, creencias políticas, equipos de fútbol, clases sociales, y otros
sinsabores que nos dejan al libre albedrío esta cuestión separatista y
clasificatoria que nos hermana como seres humanos. “Discriminar, eso no está
nada bien, ante los ojos de dios todos somos iguales”, canta Flavio de Los
Fabulosos Cadillacs en “Mal Bicho”, representando al ser más deplorable y
nefasto que han engendrado movimientos económico-políticos de la mano de
dictadores de pura cepa, en detrimento del hombre. Pero basta de citar músicos. Intentaré ser
más genuino.
“El pueblo” puede llegar a ser otra definición de “humanidad”.
El pueblo mundial. O la población mundial. El mundo en el cual nos vemos
sumergidos que nos hermana y al que le hemos tirado con todo el arsenal de las
multinacionales haciéndole tanto daño, en beneficio de unos multimillonarios,
que son la minoría.
Ese veneno que le vertimos al planeta que se sacude de vez
en cuando con terremotos, tsunamis y lo que el servicio meteorológico denomina “accidentes
naturales”. ¿Accidentes? Los accidentes ocurren sin voluntad. Las vertientes de
químicos a la naturaleza son dolosas, de la mano del hombre, en pos de su
beneficio personal. Hay un sinfín de factores que confluyen para que el planeta
se sacuda de esa manera, generados por la mano del hombre, generados por la
humanidad. Ese es su veneno. Que lo va matando de generación en generación
hasta terminar con él mismo. ¿Habrá una tendencia suicida en el hombre?
Somos un montón de preguntas que te hacen pensar cómo
definir a la humanidad. Con términos abarcativos de maldad o bondad, o sin
calificativos para no caer en el maniqueísmo.Un conjunto de hombres no estaría
bien porque son todos los hombres. Todos los grupos.
En fin, ¿qué nos hermana con un talibán? ¿Qué nos hermana
con un judío? ¿Con un negro? ¿Con un gitano? ¿Con un macrista? ¿Con un
kirchnerista? ¿Con un hincha de boca? ¿Con uno de River? Empezar a ver las
similitudes y no tanto las diferencias, que son tan obvias, es el principio. La
punta del ovillo que quizás nos ayude a desenrollar este meollo.
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