La historia , según Hobsbawm
Toda
revolución se da producto de una crisis económica que le antecede, sugirió
Hobsbawn historiador egipcio de raigambre marxista. Es judío y subestimado por
serlo.
Inglaterra fue
cuna del industrialismo que se vivió de diversas formas. Fue el paladín de la Revolución
Industrial. Del siglo 17. Legó un Estado-Nación que dejó mucho que desear en
cuanto a la falta de trabajo que generó en el hombre que tuvo que abandonar sus
artes y oficios y adentrarse en las fábricas de los campos a las ciudades para
poder sobrevivir ya que la producción en serie de las máquinas reemplazo a la
producción en serio del hombre.
El industrialismo también generó la expropiación
de los medios de producción que desde los artesanos pasaron a los gestores de
este modelo de producción incipiente capitalista y generó a posteriori la
acumulación de las riquezas ahondando la brecha
de desigualdad social y a teóricos analistas de esta situación como Karl
Marx que hablaban de combatir el capital pero que el poderío económico de
entonces se encargó de eludir.
Análisis tan
superficiales como el presente merecen las mejores críticas. Sigamos.
Simplemente,
o complejamente, los llamados “burgueses” por Marx, no querían perder el
dominio de los medios de producción ni querían repartir las ganancias que eran
generadas por ese plus de valor con el que se quedaban los burgueses, pero que
pertenecía al proletario que, en el afán de seguir conservando el laburo
(mantenían sus familias), no consideraban oportuno el reclamo. Tampoco querían
repartir la torta los que habían colaborado a erradicar la nobleza y el clero
como factores de poder central, durante la revolución francesa de 1789, con
sede en Francia. Pero no querían ir más allá de eso tampoco.
Se fue
gestando un proceso de transformaciones económicas, políticas, sociales y
culturales en virtud, o en defecto, de esta serie de injusticias sociales que
terminaron en revoluciones sangrientas, liberadoras de países sometidos al yugo
imperialista o revoluciones frustradas en países que eligieron someterse al
yugo del capitalismo mundial y no forjar su propia historia, como identidad
genuina de construir desde esa identidad sin adoptar modelos foráneos que tanta
confusión importaron. Nos sobran los motivos, dijo Sabina.
En síntesis,
Eric Hobsbawn nos cuenta en el texto “en torno a los orígenes de la revolución
industrial” que es inherente a cualquier análisis histórico la cuestión
económica como leit motiv de todo proceso histórico como hecho trascendente del
mundo poscapitalista.
Arroja por
la borda todo atisbo de versiones clásicas y neoclásicas tanto tradicionales
como oficialistas del asunto, que eluden tratar ciertos aspectos y brindan otra
versión como válidamente funcional, o intentan vender la verdad revelada por
dios. Del seudónimo del seudo anónimo.
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