Burocraticidio


Plazos que vencen. Cargos que cargan. Vencimientos que pasan. Gente en las cárceles. Cárceles con gente. Y lo peor de todo, no se sabe si es culpable o inocente. Para el sistema son todos culpables. La realidad dice que la verdad es imposible de saber. Intereses que cubren la verdad con el mejor manto traducido en mercancía. La mejor mercancía, la única y fundamental: el dinero.


Ignorancia cooperada por un sinfín de papeles que representan la burocracia. Nació para organizar. Desorganiza. Es el mejor remedio contra la unión humana. Administra muertes con forma de trámites. Muerte humana. Resulta tabú hablar de la huesuda. Ni siquiera se la nombra cuando se habla de ella. El tratamiento que salva la vida de una persona depende de una orden escrita en un papel y de millones de pesos, cuya portación de valor es un papel.  O varios. A su vez el papel representa la tala de árboles para construir celulosa. Construcción que representa la destrucción de bosques  y vidas humanas , relaciones  y genera poder dividiendo unos de otros. ¡Vaya divague este! Contrasistema. No es que estemos contra el sistema, sino que el sistema está en contra nuestro. No nos deja pensar porque el que piensa pierde. Nos quiere ultradinamizar y nos termina paralizando. Porque la rapidez no deja reflexionar, ni analizar, ni pensar. Porque si se piensa el sistema, se revelan todas las contradicciones de las que se alimenta.


Entonces, nos termina comiendo, envenenándonos unos a otros. Odiándonos unos a otros porque se alimenta del conflicto de los hombres. De su progresiva matanza indiscriminada. Y los medios justifican la matanza reproduciendo discursos alentadores de que es parte de las reglas de juego, que es parte de la naturaleza hobbesiana del hombre, lobo del hombre.

Quizá deberíamos repasar el fin último de la existencia. No es fácil seguir en el juego donde las reglas las pone alguien ajeno a quienes todos los días la transitan. La desconfianza mutua sirve para la falta de comunicación entre los seres. Cada vez hay más sordos a los gritos que no escuchan el punto de vista ajeno y dan a conocer el propio como la verdad absoluta.
Empatía, dijo Weber. A lo mejor, saliéndonos de nosotros mismos y hacernos piel de los problemas ajenos como propios. Una posible salida, simplemente. Siempre hay una parte débil en cualquier asunto. Es fácil ponerse del lado del exitoso.

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