Desembarco de El Campo en la Ciudad de Mercedes
Una familia:
padre, madre e hija. Un cambio. Vamos a vivir al campo. La ciudad aturde,
deprime, aliena. La decisión la tomó él. La casa era un desastre. Vieja, con
promesas de arreglos (varios). El empeñado en hacer feliz a una mujer que vivía
una angustia existencial elevando todo posible problema en un problema real. Solución
masculina: ir a vivir al campo. Por momentos es cómica la nunca adaptación de
esta pareja a la vida silvestre. Por momentos, catastrófica. Desatándose en
inútiles discusiones acerca de la misma nada, de cuestiones cotidianas. El miedo
se apodera de la adaptación del personaje que muy bien encarna Dolores Fonzi
(Elisa) al campo. Diferentes costumbres.
La desconfianza generalizada en un clima donde prima la confianza acérrima, lo
confianzudo.
La cuestión
es que la crisis de la pareja se intenta suprimir con un cambio de vida. Santiago
(Leo Sbaraglia) , para ello, le pone empeño a una situación de remarala contra
la corriente, sobre todo en una escena en que se queda a mitad de camino en
medio del río y remándola literalmente.
Es la primera
ficción del director Hernán Belón que ya mostró sus dotes en otras como El
tango de mi vida (2008), Sofía cumple 100 años (2009) y esta del 2011, que fue
rodada parte en Suipacha, en la ciudad de Mercedes y en Saladillo, con extras
de cada una de las ciudades que se pudieron apreciar en una de las escenas del
film.
Una drama
que vale la pena digerir desde una mirada del género basado en aquellas parejas
a las que cuesta remar contra la tan frecuente soledad que genera la angustia
existencial. Algunas van a vivir al campo, algunas van a misa, algunas se hacen
miembros de una secta, algunas se dedican al deporte, otras al arte; como decía
el Nano, “cada loco con su tema”.
Comentarios
besitos! yesi