LOS EQUILIBRIOS DEL GENERAL
¿Puede estar el capital al servicio de la
cuestión social? , ¿existe la posibilidad de que el capital se adecue a las
demandas sociales siendo un mero reclutamiento de riquezas a favor de las
clases dominantes oligárquicas?
Perón se
preguntó esto. Y respondió que se puede congeniar. Se puede fusionar
armónicamente. Tanto el capital como el trabajo. Las necesidades del pueblo con
las del mercado. El mercado al servicio del pueblo.
Voy a decir
una nimiedad. Perón nació bajo el signo de libra. Libra significa la balanza,
el equilibrio. Eso es lo que intentó, un equilibrio entre el capitalismo y el
comunismo. La famosa tercera posición. Perón nació en Lobos, Provincia de
Buenos Aires, el 8 de octubre de 1895 y murió el 1° de julio de 1974 en
Olivos. Los astrólogos dicen que los
librianos no tienen nada de equilibrados. Es más un deber ser que la esencia
misma del ser. Son una paradoja del destino. Pero esto no intenta ser un esbozo
astrológico. Para ello está Horangel. Pero fíjense en este párrafo lo que decía
acerca de la irrenunciabilidad del destino: “…en nuestro país, compañeros, aspiramos
al más profundo equilibrio entre lo político, lo social, lo cultural. Pero,
para que ese equilibrio exista, hay que hacer como en la balanza: es necesario
poner en cada platillo algo que pese con la misma intensidad que en el otro…”
Creo que
Sarmiento hubiera aborrecido a este ser que miraba con cariño a las masas, para
Domingo Faustino “imberbes” , como llamó el General a quienes lo vivaban cuando
querían que se vayan los gorilas del gobierno popular, los mismos contra los
que el General despotricó tocándoles el culo con sus políticas
antiimperialistas de nacionalización. Tan nacionalistas que eran los gorilas,
se caracterizaron siempre por abrir los cantos al neoliberalismo, tanto
británico como yanqui. Y el General, ¿no lo vio? ¿O volvió demasiado viejo y
mañoso de su exilio en Madrid y ya no se bancaba el populacho? Y menos
revolucionario. Guiños de la historia.
En una de
las charlas que Perón encabezó frente a curas tercermundistas, entre los que se
encontraba Mujica, les dijo: el verdadero revolucionario transforma, pero el
fondo lo mantiene intacto. Siguen siendo los mismos. El cambio dentro de la
quietud. Un concepto de revolución vertido por el General que prosiguió
diciendo que “…evitar la lucha cruenta para mí es lo fundamental. Si yo lo
hubiera querido hacer, lo hubiera hecho en el 55. Yo al cabo era General,
movilizo a la primera división, me pongo al frente y marcho a Córdoba. Tomo Córdoba,
fusilo a todos los que se habían levantado y al irme de acá abro el arsenal,
entrego a los obreros las armas y les digo: ´muchachos, cuando vuelva quiero
esto limpio´”. De alguna, manera, se vislumbra la esencia del General en este
pasaje en el que se refiere a la lucha armada a favor de quién. Pero no quería
llegar a eso.
Al hombre
siempre es mejor persuadirlo que obligarlo. Más vale convencerlo, decía el
General. La fuerza es el último recurso, porque cuando un pueblo se pone de
pie, no hay quien lo pare. El caso de la oligarquía y la extrema derecha no es peligrosa, decía.
Tienen sus trucos y cosas , pero ya los conocemos. Acá el peligro viene de
afuera. Y eso se cubre con la integración continental. Con ello, esos cipayitos
mueren sólos, porque solos no pueden hacer nada.
El peronismo
fue un freno al comunismo, como todos los gobiernos populistas de Latinoamérica
que manejaron el keynesianismo como moneda principal de su economía y el estado
de bienestar. ello constituyó una merma a la ansiedad proletaria por consumar
su poder, así como en la Unión Soviética como en el cielo. Así conseguían el
pan de cada día y ya no tenían ganas de salir a pelear por el obrero que pasaba
por sus mismas necesidades.
Dijimos
antes que Mujica había asistido a estas hermosas palabras del General. Quizá
este discurso lo inspiró para terminar su libro con estas palabras: “nosotros,
los hombres de la Iglesia que hemos contraído la enorme responsabilidad de ser
los portavoces del mensaje de Cristo hasta las últimas consecuencias , debemos
ser fieles al llamado del Señor y del magisterio: hoy, más que nunca, nos
exigen asumir la defensa de todos los seres humanos pisoteados en su dignidad;
pero, sobre todo, como lo recalca el Documento de Justicia del Sínodo de
Obispos, de los más pobres y oprimidos. Se trata , una vez más, de ser la voz
de los que no tienen voz. La verdad os hará libres. (Juan 8,32)”
Digo yo, ¿conocerá
el Papa quien fue Mujica?
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