ELLAS


Ellas. Son increíbles. Salvajes. Intuitivas. Rompen con todo lo establecido. Por eso, valientes. Imponentes, hasta en su forma de hablar. Transgresoras. Son la otra parte de la misma especie Oasis del infierno. Diosas del diablo. Diablura de dios. Invento universal. 
Destruyen los mitos a cada paso. Desmitifican y desmantelan secretos conservadores. Vapuleadas y fuertes. Una cosa determinó la otra. La vida les enseñó a valer por sí solas. Perseverantes. Luchadoras. A capa y espada defendiendo su clan, cuando lo hay.

“Los tallos de esas rosas siempre van a lastimar. Dios las hizo tan hermosas. Con un arte infernal”. Así las describió el cantante de La Renga.

La construcción de una fortaleza sobre la base de una intuición a prueba de balas. Como sus ideas. No se matan. Siempre al tanto de todo detalle. Rompebolas. Algunos las llaman mal necesario. Pero sin perjuicio de ello, necesarias sobre todo. Mal y bien también.

Dan la vida. La de la naturaleza con la que contrastan en una desnudez provocativa que ha conllevado al pacto final con el demonio. Salvando la distancia con la comparación imbécil y cristiana que se le hace a la mujer con el pecado y lo demoníaco. Dio gusto morder el fruto del árbol prohibido, porque saben de prohibiciones y de transgresiones a las mismas.



 

Alma gatuna que vaga por las calles dejando una brisa acaparadora de miradas y alguna que otra frase zarpada vertida sobre la calle. Ellas saben que son irresistibles. Y saben seducir con una pócima que hipnotiza. La mirada. Esos ojos que han visto y oído mucho más de lo que pensamos.

Salvajes creaturas del destino. Llevan su ser cual si nada pasara. Y pasa de todo. Tras esa aparente cámara lenta que dan a cada paso, se vislumbra una revolución que arranca de abajo para arriba revoleando por la borda todo atisbo de estática, moral y buenas costumbres, y revolviendo toda definición certera acerca de lo que es una mujer. Cada cual es una, cada quien sabe que no son todas iguales. Que eso es otro mito sobre la mitología femenina.

Pero qué lindas son la puta madre. Son tan lindas que llevan a un imbécil como yo a escribir esto.  Luchadoras, apasionadas, adversas. Sensibles y no tanto. Leonas cuando defienden lo que es suyo. Admirables. Yo no se si esto es un homenaje a destiempo del día internacional de la mujer que o se me piantó un se me canta homenajear a la fémina. Después de todo , se lo merecen. Creo que vengo leyendo acerca de numerosas de sus hazañas y quiero festejarlo en este humilde espacio.

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