DE LA SOLUCION PENAL A LOS CONFLICTOS SOCIALES




¿Por qué punir a los enfermos mentales? ¿Por qué hacerlo con los dementes? Con los alcohólicos. Con los menores. Con los que fuman porro. Con los putos, los drogadictos, los que tienen hambre. Los que roban para comer. ¿Por qué punir? ¿Por qué no buscar otras vías de solución más atinentes a resolver la cuestión y no reproducirla. No le conviene al sistema. Que se alimenta de estas anomalías. Tiene que haber pobres para justificar la ampliación del poder punitivo del Estado. El Estado cuenta con el derecho penal como saber jurídico que se les brinda a los agentes judiciales para que usen de él para ejercer una merma de ese poder punitivo ya de por sí promiscuamente utilizado por las agencias policiales. En palabras de Zaffaroni, la selectividad que ejerce la criminalización secundaria en cuanto a la vulnerabilidad de los sectores marginados de la sociedad hacen a la promiscuidad del sistema penal en una búsqueda funcional de introyectarse en estos sectores estigmatizándolos y señalándolos como enemigos del sistema, que ostentan otro proyecto de sociedad, en palabras utópicas de Jakobs, cuyo sistema en el que vive es un jardín de rosas. La culpabilidad de estos sectores es anterior al análisis de la acción típica , antijurídica y culpable.

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