INSATISFECHA FELICIDAD
No se puede dormir. Es la segunda noche que piensa lo mismo. Por no contar los momentos diarios que hace lo mismo. El tema es el tiempo vacío de ella. No se sabe si fue, si volvió, si acompañó, si fue digna de la soledad. Obsesivo el tipo va hacia la rutina permanente, valga la redundancia. Rutina y permanente tumban su cabeza. Un miedo de mierda que se hace rutina e insomnio. Todo lo conduce a si ella estuvo con otro . Hasta los silencios se hacen asesinos. Desconfianza. No hay nada que hacer. Es su responsabilidad piensa por momentos y ahora se lamenta. Se tira sobre sí mismo el invento católico por excelencia y de un tremendo poder dominante: la culpa. Piensa que ya es tarde para volver a esa inocencia que un día los llevó a pasear por el cielo, entre risas y palideces. Era todo nuevo en ese entonces. Ahora sucede que sus cabezas ya están contaminadas con tanta mierda que ven alrededor y se apagó la pasión. Ahora no da más. Camina con los hombros bajos de resignación.