Aunque no gane




Hay cosas que no van a cambiar la esencia de lo que escribo. No sé, por ejemplo, enterarme de algo que no hace a lo que pienso. Pensar que lo que pensé no tenía validez y no ser hipócrita con eso. La realidad es la peor desilusión acerca de darte cuenta de que lo que pensabas no tiene asidero. Que lo pensabas y decías e incluso defendías contra todo sustento fáctico que te oponían y vos seguías pensando lo mismo como un testarudo.
El cachetazo real a las ideas que creías inmutables es certero y más real que el dolor mismo de haberlo experimentado. Pero es tan real que la idea pasa a desvanecerse o a estallar en cuyas esquirlas quedan empapadas de tu piel y de la sangre que las defendías. Ves caer todo el paraíso que te habías construido en tu cabeza como inmaculado. Y pensas lo estúpido que fuiste al creer sagrado eso que te construiste en tu cabeza.
El pensamiento socrático diría que solo sabes que no sabes nada, con toda sabiduría, pero ¿será real semejante ignoracia? Algo sabes: que nada es como pensaste que era. La única certeza es la muerte y ni aún así.
Pero en fin ves morir ideas, cosas, cuerpos, pero lo que no muere es la búsqueda. Esa búsqueda que te hace vivir. La búsqueda permanente de esa cosa que nos late adentro. Lo que nos hace latir no el músculo sino el espíritu, esa cosa rara que llamamos “el contenido” de nuestra vida, que se puede vivir sin un contenido y morir aún viviendo porque nos late el corazón.
Cuánta certeza en ese discurso de Pepe Mujica que nos incita a vivir con contenido. A creer en algo que es mucho más de ese latir del corazón que es una cosa meramente física, como el cuerpo, que es sólo un envase, como me enseñó una persona tan especial en mi vida.
Cuánta sabiduría. Qué personajes tiene la política hoy en día que debería aprender más de esa filosofía de vida que de economía política, que ya la tendrían que tener archisabida y a favor de una mayoría de seres humanos, no de su minoría. Para algo están en política, sino que sigan con sus empresas off shore, fantasmas o no, me parece que los fantasmas son ellos, porque sus vidas, no tienen contenido, ni siquiera sus cuerpos. Son tan pobres que lo único que tienen es plata.
Hay cosas que no van a cambiar la esencia de lo que escribo. Ni la plata, ni nada. Espero que algo de contenido tenga esto. Sino caeré una vez más a ser un escritor más con sus fantasmas. Me arriesgo. Siempre. Aunque no gane. 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Viaje al Parador de la Montaña

Mente en blanco en el cuarto oscuro

Locati, Barreda, Monzón y Cordera también, matan por amor.