Amor y muerte
La intención de esta inspiración vaga acerca del amor no
intenta tocar los terrenos de la psicología, de la ciencia exacta o de algún
otro conjunto de pensamientos sistemáticamente organizados. Otra cosa: estamos
hablando del amor de pareja, el más frágil, el más sutil, el que más filo tiene
al momento de cortar.
El amor va mucho más allá de la organización y de los
sistemas. Es el enemigo acérrimo de la razón y los tecnicismos; y hay veces que
lo es de la inteligencia.
El amor es muy caprichoso. Con frecuencia, quiere cumplir el
papel que le fue encomendado a la muerte. Casi siempre lo logra. Y a eso se le
llama vulgarmente, “morir por amor”.
La muerte se arregla para hablar con el amor. Complotan
sobre algún melancólico enamorado. Negocian, charlan, se ríen y cuando cada uno
se va por su lado, lloran sin consuelo. Ninguno de los dos fue auténtico. El
amor lo intentó. Pero sabe que ante la muerte, la mentira es la verdad. Y que
el bien y el mal definen por penal, como escuchó por ahí. Sin embargo, nunca lo
van a demostrar.
Algunas personas sostienen que el amor es siempre lindo, que
es todo color de rosa, que van corriendo dos ilusionados por el monte,
agarrados de la mano.
Muchos testigos enfatizan que no es así.
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