La conspiración marrón
Dan Brown es un autor estadounidense que escribió La
Conspiración, entre otros éxitos a nivel mundial, como la hipótesis brindada de
un Cristo moro en El Código Da Vinci, desmitificando las llamadas sagradas
escrituras.
En La Conspiración cuenta detalladamente los entretelones
del poder que se gesta desde la Casa Blanca, tanto con sus opositores, cuanto
con las empresas privadas.
Es el juego de intereses que están en conflicto con el
conflicto de intereses en juego, que se da en el marco de las elecciones
venideras a presidente de la gran potencia mundial.
En el relato, el autor esboza una cierta mirada crítica
sobre estos entretejidos de complot, hasta de los que parecen estar del mismo
bando.
Un libro de unas 600 páginas de fácil lectura y de final
anunciado, que se leen fácilmente, pero que peca quizás de tedioso a la hora de
entrar en descripciones absurdas. Falta de entendimiento para un público llano
acerca de la composición física y química de los meteoritos y su impacto con el
Artico, donde se sitúa parte de la novela.
Dan Brown, como lo decía más arriba, es también autor del
Código Da Vinci, fiel a su línea paterna, hijo de un matemático, relata con
minuciosidad las traiciones políticas entre un bando y otro que dan lugar a
delaciones y distorsiones, extorsionando a la vida misma.
El Código, La Conspiración y Ángeles y Demonios son un
cóctel explosivo de revelaciones de diversos mitos que se presentan a la
sociedad como verdades absolutas. Sin embargo, La Conspiración deja mucho que
desear. No tiene esos finales de capítulos que te hacen quedar con la vena en
la garganta, que deja estupefacto a un público obligado a seguir página por
página sin interrupción.
En La Conspiración no se ve la hora de llegar a la página
600, para no dejarlo por la mitad. Aburre tanta descripción innecesaria. Lo
rescatable del mismo es el sin fin de alianzas que se tejen en torno d algo
donde detrás hay un interés económico oculto. Lo cual tampoco configura ninguna
novedad. Es el poder de cómo, a la vez, se deshacen con un cómico fin: el hecho
de conseguir más poderío económico y ejercer el poder desde la Blanca.
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