Otra Vez ganó el neoliberalismo en la Capital
Los montoneros negociaban con sus víctimas Born. Época de
Menem. A Carlos Saúl I le convenía que los llamados dos demonios estrechen sus
manos durante su gobierno mientras que él mirara desde afuera, desde adentro,
esa estrechez. Ese cruce de manos de la que hablan los peronistas cuando
quieren ningunear a la izquierda diciendo que la izquierda y la derecha se dan
la mano.
En este caso era para seguir la tura del dinero que había
pagado el viejo Born para el rescate de los hijos. O por el hijo de uno de los
dueños de la empresa más grande de la patria setentista. 60 mil millones de
dólares era la cifra, mientras Born y Galimberti (ex de Susana) se hacen socios
bajo la mirada del Corcho Rodríguez (ex de Susana). Los militantes ya estaban
muertos. Algunos. Otros, acusados de delación mientras eran torturados por la
siniestra maquinaria militar. La cúpula montonera negociaba con su más acérrimo
enemigo. Miles de muertos y desaparecidos. ¿Qué habrían pensado? Hoy ya no
piensan porque mataron el pensamiento de esa época. Aniquilaron la juventud
pensante. Lograron el bullying a cambio de la solidaridad. Hoy ya no piensan
porque murieron por una causa. Equivocados o no, se la jugaron. Familias
enteras. Por la Orga, como ellos la llamaban.
Mientras, los sobrevivientes negociaban con los que habían
sido sus supuestos enemigos en la época del vale todo menemista. Se pasaron por
el forro las consignas, por las cuales mandaban al muere al que no las cumplía.
Mientras, el menemato reclutaba gente del “sufrido” grupo
económico Bunge & Born para que les maneje las finanzas del país. Se
estatizó la deuda privada. Se privatizaron servicios públicos. Hasta con la
salud y la educación se metieron, recortando presupuesto. Los montos no querían
esto. Me imagino. Nada más lejos que el neoliberalismo y un estado ausente. Si
Evita viviera, se escuchaba por ahí.
Ayer ganó el neoliberalismo en la Capital de la Argentina.
Otra vez. Y me transporté a esas épocas de menemato. Donde lo último que había
era la presencia de un estado. Donde el mercado se hacía una orgía con el
estado. Donde las relaciones carnales con los yanquis eran alevosas. Pensé que
no aprendíamos más. Pero vi los porcentajes y el macrismo bajó. Perdió apoyo.
Por lo que me alenté de una forma optimista y quizás estúpida. Que buena
elección hizo Lousteau con el voto antimacri y pro intervención estatal. Parece
que la gran ciudad capital también pide a gritos un cambio.
Comentarios