El abrazo genuino

Aunque no se haya quedado con ser sólo el Alcalde de San Mateo, vuelve a España para ver a sus suegros y entrar en contacto con la logia de Cádiz a la que también pertenecía. Allí se encendió el fuego de la revolución que iba a liberar un continente. ¿Les suena familiar argentinos?
Vio coronar a Napoleón. Lo estremeció el vitoreo popular de semejante figura. De un héroe popular. Un sentimiento supremo que sentiría más tarde. Más que nada en el mundo, amaba el fervor popular.
La fallida invasión inglesa dio pie a la autogestión del pueblo colonial para defenderse, tras los fallidos intentos de la corona española por evitarlo.
Bolívar ve esto y vuelve a su América natal para llevar a cabo el ideal libertador.
Entretanto Londres no decía ni fu ni fa. Quería asegurarse el comercio con América. No quería romper relaciones con su aliada española, mientras apoyaba los movimientos emancipadores americanos para generar un vínculo comercial que, de hecho, sometió a la Argentina durante toda su historia de dependencia a la corona británica con vastas desventajas comerciales y relaciones carnales. ¿Les suena argentinos?
“Si se opone la naturaleza lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”, decía Bolívar en torno al terremoto que arremetió contra unas veinte mil personas, que constituía en ese momento un cuatro de la población venezolana. Las fuerzas realistas aprovechaban la desgracia y avanzaban. Así caía la primera república en manos de los realistas.
Con la firma del armisticio de Miranda con las tropas realistas, se entregaba Venezuela a los realistas cual pacto Roca-Runciman y la entrega del negocio de la carne a los ingleses.
Ya en Cartagena de Indias, se pudo rearmar nuestro prócer y fue nombrado Libertador. Mientras, pasaba a cuchillo a todos los que se oponían a la corona española generando una masacre más en la historia de la búsqueda de identidad originaria de los pueblos latinoamericanos. También se acuchillaban a los propulsores del cambio.
Tras un discurso alentador y unificador de América para los americanos, Bolívar inicia una revolución hablada. Y dijo: “dios concede la victoria a la constancia”. Inglaterra aprovechaba la ambigua posición para hacer excelentes negocios.
Montesquieu decía: “Es más difícil sacar a un pueblo de la servidumbre que subyugar a uno libre”.
Más allá de esto, El Libertador estaba dispuesto a luchar contra natura por la Patria Grande Latinoamericana, soñando con un congreso en el istmo de Panamá negociando con el resto del continente.
Para Bolívar, la educación era el cuarto poder del Estado. Constituía jerárquicamente el poder moral.
Vino el abrazo. Nada más ni nada menos que con su par argentino: San Martín, que quería someter de forma  sorpresiva su ejército a las órdenes de Bolívar. Charlas, despedidas. N se sabe qué pasó. Bolívar tenía un amigo con quien compartía enemigos. Lejos quedaban los enemigos que habían dicho ser sus amigos, hasta sus hermanos ocultos. San Martín vio tan grande a Bolívar que ofreció ponerse bajo sus órdenes. Loable la actitud de un tipo que venía liberando un continente sólo. Sin la ayuda de Buenos Aires, que se había quedado con la vena ante la desobediencia de San Martín de volverse a enfrentar el ejército de Artigas, un hermano que también quería liberar el continente. Parece que fue un obstáculo en los planes de un Buenos Aires que quería ser apéndice de Europa. Bolívar lo vio tan noble y de una grandeza moral como pocos. De ninguna manera quería mandar un tipo tan gigante.
Luego de la reunión que mantuvieron San Martín les dijo sus soldados: …

Continuará… 

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