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Mostrando las entradas de 2015

Jueces que conversan

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No es novedad que en el poder judicial medie la hipocresía en las relaciones humanas. Sin embargo, hay una cuestión que es visible en lo atinente a la emergencia de este tipo de relaciones que dan lugar a diversas excepciones que, en forma esperanzada, están aventajando a la regla. Múltiples personas del ambiente han dejado una huella indeleble en uno de los edificios más antiguos de la ciudad, esbozado en su momento, por el gran Fifo Roggero. La investidura de un juez era considerada sagrada ante el pueblo. Gracias a estas personas, se puede ver que un  juez conversa, como cualquier ser humano. Es más, ama dialogar porque cree que allí reside la transformación social que nos llevaría a una justicia más cercana a la gente a la que va destinada. Sin entrar en consideraciones técnicas, lo cual al llano cuesta entender, en la emoción de pedir venganza, en vez de justicia, violencia que alimentan los multimedios en pos de dividir a la sociedad para reinar como el príncipe de Maqui

Frases imprudentes

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“El hombre nace libre, pero en todas partes se halla encadenado” Jean-Jacques Rousseau. El Contrato Social “La conveniencia pública será siempre contraria a derecho” Precedente útil a la clase dirigente. Felipe Pigna, Los Mitos de La Historia Argentina “Los hombres sabios discuten los problemas; los necios los deciden”; Anacarsis, Filósofo Griego (S V AC) “Nunca fueron imparciales los rebencazos policiales” Agustín Castro, abogado, periodista, artista contemporáneo.

La conspiración marrón

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Dan Brown es un autor estadounidense que escribió La Conspiración, entre otros éxitos a nivel mundial, como la hipótesis brindada de un Cristo moro en El Código Da Vinci, desmitificando las llamadas sagradas escrituras. En La Conspiración cuenta detalladamente los entretelones del poder que se gesta desde la Casa Blanca, tanto con sus opositores, cuanto con las empresas privadas. Es el juego de intereses que están en conflicto con el conflicto de intereses en juego, que se da en el marco de las elecciones venideras a presidente de la gran potencia mundial. En el relato, el autor esboza una cierta mirada crítica sobre estos entretejidos de complot, hasta de los que parecen estar del mismo bando. Un libro de unas 600 páginas de fácil lectura y de final anunciado, que se leen fácilmente, pero que peca quizás de tedioso a la hora de entrar en descripciones absurdas. Falta de entendimiento para un público llano acerca de la composición física y química de los meteoritos y su impa

Bicho de oficina

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Todos los días asiste en silencio. Como carcomiendo lo imprevisible. Ningún día se le complica porque tienen la mansedumbre de ser iguales ante tanta rutina gris, previsible. Lo cual para él está bien. Es normal. Tal es así que no disfruta los fines de semana. Porque un fin de semana rompe. Un “finde”, como dice la gente que él detesta, es un ruptura a esa elaborada rutina que tanto cuesta respetar. Pero hay que hacerlo. Porque así se debe. Y porque así le enseñaron de purrete. Por eso se descoca los findes. Alcohol y algún que otro cigarro a escondidas porque su mujer no se lo permite. Llega el domingo y la pilotea con su familia. La pilotea porque gusta de pasar un buen almuerzo controlando que todo vaya por su debido cauce. El lunes se levanta, temprano. Y se apresta para ir a trabajar. Se afeita. Se emprolija para volver a la rutina semanal, con gusto. Se perfuma con un perfume no tan caro. Y entra a trabajar, antes del horario estipulado. Porque es impuntual. Pero de los im

Las Calles de Macri

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La quietud lleva a registrar momentos. En este caso era una quietud inquieta. Porque era un cuerpo que permanecía sentado en un colectivo. Que iba para adelante atravesando las gotas de lluvia que estallaban contra el parabrisas y que un limpiaparabrisas no les dejaba ni tiempo a que caigan. Parecía una ciudad que lloraba. Una herida abierta. En las desiertas calles porteñas, una peluquería que intentaba ponerle onda con un nombre en su cartel: Énfasis. Como si de cortarse el pelo se tratara el asunto para impulsarse hacia la felicidad. Al toque se me viene el tema Marcha de la Bronca a la cabeza: “es mejor tener el pelo libre, que la libertad con fijador”. Imagino a las peluquerías como un centro foucaulteano de disciplina social. Y enseguida me digo que estoy exagerando. Enseguida elaboro una estúpida teoría ampliamente refutable: la gente desprolija es más inteligente. O piensa mejor. El que es prolijo tiene la mente más estrecha. Por ahí se da. Quizás no. “Toda generalización me

Vida a la muerte

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Cuando muere alguien muy cercano,  o alguien cuya existencia nos llenaba de gozos y alegrías, o alguien que nos arrancaba una sonrisa en medio de una inmensa tristeza. Esa cara sonriente plagada de lágrimas que se transforman de tristezas en lágrimas de llanto, pero de risa. Y cae la noche ante esa muerte inminente, inesperada, se hace sin querer un homenaje, a ese muerto, que pasó a mejor vida, y nos deja en esta a quienes no queríamos que cesara su existencia. Se va un grande, dicen todos. Un grande que se reía de sus miserias y las compartía con quienes reían con él. No de él.  Un tipo que hacía gala de las contradicciones de las apariencias y sus contrastes. Un grande que se reía de las pequeñeces de la mentalidad de algunos, a quienes tomaba con humor y con amor. ¿por qué no? Porque no podía odiar una persona de esa grandeza espiritual. Esas personas que nos iluminan cada mañana con sólo pensarlas. Esas mañanas oscurecidas por la rutina diaria y miserable.  Que nos empobrece

La Venganza de la Muerte

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"La muerte que es celosa y es mujer  se encaprichó con él y lo llevó a dormir siempre con ella" (Fito Páez, "Flores en su Entierro", Enemigos Íntimos-1998) Un Goliat que derrota a David, al menos en una de sus batallas  en pos de la humanidad Un hombre al frente que llevaba sólo tres letras Las letras que salían de puño duro, pero sin perder la ternura jamás Burló la muerte en varias ocasiones, hasta que ésta se vengó sin pensar lo que ello generaría Su estampa sigue firme en las remeras y en los cuerpos que memorizan y eternizan su recuerdo, en contraposición a la apatía del no te metas o del algo habrán hecho que anestesiaba a la juventud. Libre y rebelde contra la falsa libertad, que hipócrita y cínicamente viene envuelta para regalo Su vida convertida en herida ajena que se hace propia en su caminar La venganza del marginado, del sufrido, del vilipendiado y del despojado Su norte apuntando al sur. Su Argentina que

El Flaco

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Al flaco le gustaba volar Al flaco le gustaba leer Los libros lo veian crecer La calle lo echaba a andar Por las calles del cuartel No se anima un general Es difícil encerrar La apertura de la sien La guita como algo fugaz Las cuentas nunca le iban a dar El vicio de un cigarro prestar Para un amigo también habrá Enjutas de sus manos Poesía en primer plano Las manos de su madre Cantadas por un villano Flaco…quien cantara en las peñas Flaco…quien romperá esquemas Flaco…cuanta tristeza y pena Flaco…queda tu risa eterna, flaco. Desde el cielo el nos ve Convenció hasta ese dios Que lo quiso castigar Cuando le brotó amar La vida y la guitarra Enfundada en su alma La propiedad es absurda Dijo en su última curda Flaco…quien cantara en las peñas Flaco…quien romperá esquemas Flaco…cuanta tristeza y pena Flaco…queda tu risa eterna, flaco.

Incinerar la solidaridad

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El contrato entre dos personas es un acuerdo de voluntad común regido por una serie de derechos y obligaciones estipulados en sus cláusulas. La verdad es que el hombre, en su afán conflictivo de incumplir con sus obligaciones y realizar uso y abuso de sus derechos, ha constituido este tipo de documento privado entre dos personas a fin de que quede escrito y registrado que un día tal, en tal lugar, dijeron que tal y tal cosa sobre determinado bien o cosa, sobre la propiedad privada de cada uno de ellos. Algunos ven en el mismísimo matrimonio un contrato. Raro, porque generalmente los contratos versan sobre alguna cosa o derecho, no sobre las personas como objeto del contrato. Cómicamente, hay una canción de La Sole, por todos conocida, que se llama Mi Propiedad Privada.  Que justamente, plasma aquella cuestión problemática de la posesión de un ser humano en nombre del amor cual si fuera una cosa. Los contratos nacen para ser cumplidos, dice uno de los artículos del Código Civil

Otra Vez ganó el neoliberalismo en la Capital

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Los montoneros negociaban con sus víctimas Born. Época de Menem. A Carlos Saúl I le convenía que los llamados dos demonios estrechen sus manos durante su gobierno mientras que él mirara desde afuera, desde adentro, esa estrechez. Ese cruce de manos de la que hablan los peronistas cuando quieren ningunear a la izquierda diciendo que la izquierda y la derecha se dan la mano. En este caso era para seguir la tura del dinero que había pagado el viejo Born para el rescate de los hijos. O por el hijo de uno de los dueños de la empresa más grande de la patria setentista. 60 mil millones de dólares era la cifra, mientras Born y Galimberti (ex de Susana) se hacen socios bajo la mirada del Corcho Rodríguez (ex de Susana). Los militantes ya estaban muertos. Algunos. Otros, acusados de delación mientras eran torturados por la siniestra maquinaria militar. La cúpula montonera negociaba con su más acérrimo enemigo. Miles de muertos y desaparecidos. ¿Qué habrían pensado? Hoy ya no piensan porque ma

El llanto de la noche

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Es día de frío y llega a la casa. Abre la puerta y no sabe con lo que se va a encontrar. El sentado en el sillón, esperándola. Ella viene de hacer cosas. El no sabe qué. A esa altura ni le interesa. Tan metido cada uno en lo suyo, se dan un beso. Se saludan como una cuestión de cortesía. No porque querían saludarse. Las cortesías suelen ser desganadas. Suelen ser, por momentos, circunstancias obligadas de la vida que, como todo lo obligado, disminuye a ultranza la voluntad. Este era un caso de esos. Donde ambos estaban tan lejanos y tan cercanos a la vez. Tan cercanos que dormían juntos. Sólo dormían. No se arremolinaban entre las sábanas como tiempos pasados. No se buscaban con las piernas uno encima del otro. Tampoco se pedían disculpas si uno le cambiaba el programa en el televisor si el otro estaba mirando. Ya no había ganas ni de pelear ni de exigir nada. Era una inercia insoportable la que vivían, perdiendo toda clase de intensidad en sus vidas. Los pequeños logros no lograb

El abrazo genuino

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Aunque no se haya quedado con ser sólo el Alcalde de San Mateo, vuelve a España para ver a sus suegros y entrar en contacto con la logia de Cádiz a la que también pertenecía. Allí se encendió el fuego de la revolución que iba a liberar un continente. ¿Les suena familiar argentinos? Vio coronar a Napoleón. Lo estremeció el vitoreo popular de semejante figura. De un héroe popular. Un sentimiento supremo que sentiría más tarde. Más que nada en el mundo, amaba el fervor popular. La fallida invasión inglesa dio pie a la autogestión del pueblo colonial para defenderse, tras los fallidos intentos de la corona española por evitarlo. Bolívar ve esto y vuelve a su América natal para llevar a cabo el ideal libertador. Entretanto Londres no decía ni fu ni fa. Quería asegurarse el comercio con América. No quería romper relaciones con su aliada española, mientras apoyaba los movimientos emancipadores americanos para generar un vínculo comercial que, de hecho, sometió a la Argentina durante

Bolívar: la astucia de la razón

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Hijo de una elite criolla, los mantuanos, Simón Pedro. En esta piedra edificarás tu iglesia. Una compañía que comerciaba esclavos era una cachetada en el pequeño rostro de un Simón que ya aborrecía la explotación. Criado con un pecho cubano, el destino firmaba su ironía. De pequeño lo querían encauzar en la toma de los hábitos que significan la religión. Siempre tuvo personalidad. Se dedicó a la maestranza. La docencia fue parte suya en una escuela pública. El Emilio de un tal Rousseau fue forjando una personalidad fuerte, con las convicciones bien claras. Con decisiones fielmente tomadas a la claridad de sus convicciones. Sin la necesidad de que alguna autoridad le diga lo que tenga que pensar, ni le gobierne un corazón forjado a base de justicia ante la escandalización de cualquier injusticia cometida contra el débil y el sufrido. Los aires de revolución se transformaban en vendavales, en tornados, que se encontraban con otros del sur, augurando una unidad continental que iba

Los dioses ensañados con el hombre

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Si algo he de ver en una carpeta de recuerdos, trato de sacarlos y vislumbrar en una hoja en blanco aquello que me recuerda. Un papel con anotaciones. Lugares turísticos de playas a conocer y conocidas. Concretadas finamente. Pinamar, Mar del Plata, San Bernardo, Mar del Tuyú, Santa Teresita “Estancia El Carmen”. Y el título abajo: averiguaciones sobre vacaciones del 2006. Febrero. Decididos finalmente sobre la última. Anotaciones de números de teléfonos. Direcciones. Y los pormenores. Parcela. Carpa 4. Colchón inflable. Luz parcela. Todas tienen luz. Cabañas. Parcela por día. 26 pesos. Año 2006. Cuánto preparativo, cuanta cosa se pone en juego cuando uno programa las vacaciones. Divertimentos, pasatiempos, salidas nocturnas, comidas. Es una movida que tiene como característica principal irse. Cortar. La interrupción del todos los días y vivir algo diferente. Pero qué estúpido se pone el ser humano cuando se va de vacaciones. Por momentos, me da la sensación que hace cosas que salen

Final relajado en el Parador

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Nueve horas seguidas de sueño. De dormir con sueño. Relajado ya, fuimos a desayunar y a una charla para saber cómo surgió el Parador. La guía nos indicaba cómo surgió ese paisaje y esas antiguas construcciones por intermedio de un mural. Los primeros pobladores: los comechingones. Hasta la llegada del “hombre blanco”, como llamaban a los colonizadores y  jesuitas. Y la historia que todos conocemos y que tantas veces fue ocultada y negada por los vencedores. Azotes. Masacres. De ellos quedaron las figuras en el museo. Que por las noches hacen retumbar las paredes con sonidos guturales de corte de garganta. En 1930 llega Natalio Botana. Un periodista argentino fundador del diario Crítica. Llega en auto lleno de glamour. Y funda un hotel de juegos y juergas. Un casino a medio terminar. Posteriormente a eso, llegan los monjes salesianos. Y construyen precarias casitas, que hoy ofician de hospedaje a huéspedes como nosotros. Construyeron un dique para beber el agua del río, cristalina,

Contradiciendo a Freud

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 Baño y a la cucha. Esa era lo que pensaba cuando llegue al Parador. Pero sin embargo, no había nadie en la recepción que reciba a unos ojos cansados, nerviosos y pasados de rosca. Entro al comedor. Pensé que habían matado a todos y esa era la tranquilidad posdesastre. Imaginaba encontrarme paredes manchadas de sangre y cuando vuelvo a la realidad estaba mirando las mesas muy bien presentadas. Camino un poco más y ya se olfateaba un sabor a comida. Hasta que aparece el pibe de la recepción. -¿Cómo te va? Sí. Enseguida voy.-me dice sabiendo que había estado en falta al no estar presente al momento que yo llegaba con otro enchufe, con otra revuelta de ideas en la sabiola, con la adrenalina del viajero que se acerca a una posada. Sin embargo, el lugar era extremadamente calmo. Y mis piernas contrastaban otro ritmo. Muerto de cansancio. De un cansancio aún enchufado a 220. Me toma los datos. Me da una llave. Que yo miraba como si nunca hubiera visto una llave. Respiré un suspiro. To

Curvas, elevaciones, llegada

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-¿Estás acá al lado?-me pregunta. Agrega: -Es el taller de mi hermano. Esta es la calle Alem 23. Ahí respiré y le mandé un mensaje a mi familia cosa que sepa dónde iba a morir por lo menos. Al rato, vuelve el tipo con la manguera en la mano. Que no se mal entienda. Todavía hablamos del auto. -Esta va a funcionar-dice La coloca y respiramos un poco más fluido todos. Estábamos un poco más contentos. No nos teníamos que quedar ahí, de ninguna manera. Y bueno, la cambió y la purgó. Yo las únicas purgas que conocía eran las que había hecho Stalin en la Rusia Soviética. Lo prueba y la temperatura ya no subía tanto. Pensé: “me va a aniquilar con el precio”. Deslizo un tímido: -¿Cuánto es?-me atajo. -250 pesos. ¿Te parece bien?-me pregunta -Seeeeeeeee-dije alivianado, ya que había pensado en un 500. Fui tan amable que le dejé 300 y un fuerte apretón de manos que dejaba entrever a las claras el alivio que sentí de que no me había salido tan caro al fin y al cabo el incidente. El tipo m

Los tipos del auto

Traté de pensar que el tipo me inspiraba confianza. En ese momento, pensé que tenemos l cabeza podrida de pensamientos nefastos. Quería pensar que todavía había gente honesta y solidaria. Pero desconfiaba de todo. Hasta pensé que me la habían pinchado en la GNC la manguera. Y que estaban todos entongados. Tenía tal persecuta que era flanco fácil de cualquier artimaña o reacción del interlocutor que me abordaba para decirme un hola ¿que tal?, simplemente. Pensaba que en cualquier momento me sacaban el chumbo y me decían “dame todo”. Y la verdad es que todavía hay gente solidaria. El tipo, para aflojarme, me empezó a contar un chiste. Nada menos que un chiste acerca de los porteños. Porque esa es otra. Por más que no vivas en Buenos Aires, vivis en la provincia de Buenos Aires y para el interior sos porteño. El personaje principal del chiste era nada más ni menos que Judas, el supuesto traicionero. “Uno de ustedes me va a traicionar”, dijo. Yo no lo escuche al chiste. Me lo contaba ta

La escopeta sobre la pared

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El número de grúa del ACA. Llamé al número de la grúa del aca, hirviendo de la calentura. Y nunca me atendieron. Automáticamente, pensé en dar de baja el seguro y  en matar a alguien. Me dije calma. Esto tiene que tener alguna solución. En eso llega ye y me dice que el tipo del autoservicio donde entretenía a la chula le dio un número de mecánico conocido. Para esto había un chico al que se le había roto la palanca de cambio. Y se lo estaba llevando una grúa. Voy y le digo al tipo de la grúa si no me puede venir a buscar. Ya que había cerca una estación de servicio Esso. A 7 km. Me dijo que no porque tenía u viaje más y se volvía para Córdoba capital. En fin, después de esperar una hora, vino el mecánico que dijo que en 15 minutos estaba. Cada minuto en que pasan estas cosas se intensifican cada vez más y el tiempo parece eterno. Así como se intensifica la desesperación. Lo triste que es querer continuar y no poder. Viene el tipo. Con humor cordobés se acerca. Nos dice que tiene

Relatos Salvajes

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En un momento me agarró la paranoia por mi hija. Empecé a llamar a la gente que laburaba ahí y les preguntaba si tenía el número de teléfono de algún mecánico. Me dijeron: -¿vos querés que me echen? -No. Me quiero ir simplemente. -Tranquilizate y anda a tomar un refrigerio con tu señora hasta las 4 que abren los negocios-mientras me apoyaba la mano en el hombro consolándome. Yo me lo quería comer crudo. Con la mirada de la desesperación. Seguro que tenía los ojos salidos para afuera como pejerrey recién sacado del agua. Es la típica locura que le agarra a cualquier padre con un hijo, creo yo. De lo contrario, me chuparía todo un huevo y me cagaría de risa de lo acontecido. Más bronca me agarré aún cuando quise llamar al seguro. Ahí confirmé que a seguro lo metieron preso. Más inseguro que seguro, la caja de ahorro y seguro? Muy amablemente me toman los datos hasta que les dije dónde estaba. Córdoba. Es como si les hubiera dicho que estaba en el Congo Belga. En Oncativo, en

Viaje al Parador de la Montaña

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Qué locura genera reordenar y ordenar las cosas que emanan de algún lugar donde rebalsa de papeles. Te encontras con cada recuerdo que te sorprende. Un cuaderno de anotaciones donde dejaba registrado algunos de los movimientos de las vacaciones en el Parador de la Montaña, en Córdoba. Con los primeros dibujitos de la chula. Los primeros solcitos dibujados. Y algunas anotaciones, como por ejemplo del mail de la Cutu, una guía del parador que iba a buscar a la chula y la llevaba a ordeñar unas vacas. El viaje había arrancado tempranísimo. 4 y 30 ya estaba arriba. Yo que me había prometido dormir bien. No sé por qué pero me ocurre que cuando estoy por realizar un viaje no puedo dormir. 5.45 ya estábamos saliendo. Apenas asomaba el sol. Nos esperaba un largo viaje. No pasamos a cargar gas para no despertar a la criatura que durmió gran parte del viaje. Ruta a Navarro, todo en mal estado. Mucho poso. Íbamos despacio igualmente. Mucho tráfico. Parecía mentira a esa hora de la mañana. Se

La insostenibilidad del valor

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Una seguidilla de días que se pasan una y otra vez ahí adentro. Días grises, cual institución acéfala de cerebro. Una suerte de simulación de caminar con inercia estando de acuerdo. Con lo imposible de acordar. Menos a valorar. Ese sentimiento que nos empujó a estar ahí contra viento y marea. Con cada vez más viento en la proa. Cuando se habla en serie y no enserio. Una velocidad inusitada y con tanta falta de razonamiento crítico que tapa innumerables construcciones de valores, ya determinados de antemano y sin la más mínima participación en su construcción. Los errores que van de la mano de una velocidad construida para confundir. Y menos que menos para valorar. La formalidad amiga de la antipracticidad y enemiga de la  esencia de las cosas. Gente que señala a otra gente bajo el dedo de la superioridad titulada que ejercen un discurso tan lejano a la realidad. Discursos que retumban como ecos en palabras penduleantes dentro de una burbuja que no se rompe nunca. Señalados que mir