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Mostrando las entradas de noviembre, 2014

Perdonando la vida

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“La vida te depara cosas peores”, leyó el tipo en un cartel que hacía las veces de indicador de destino , tras lo cual fue corriendo a buscarlo. Quiso tropezar. No importa que le deparen enormes obstáculos. No importa que lo esperaban grandes proezas y grandes miserias. Lo único que le importaba al flaco era andar. En lo posible, contento. Con su vida. Porque la vida le iba a deparar cosas peores seguramente. Le auguraba la muerte respirándole en la nuca. Permanentemente. Pero él no le tenía miedo. El iba. Hacía cosas que le podían provocar la muerte pero las hacía igual. Quizás buscándola. Provocándola. Haciéndole una burla a la vida, que tanto amaba. Esas cosas que no se valoran cuando se tienen o que se valoran en exceso, que es lo mismo. Siguió caminando. Se cruzó con un par de hermosas piernas. Las siguió. Una pollera roja. Camisa blanca, que se dejaba traslucir la ropa interior. Pensó cómo la desnudaría si la tuviese en sus brazos. Pensó que le encantaría tenerla. Cuando

Cuando la realidad social supera la ficción política

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“El obrero es el más pobre cuanto más riqueza produce. Cuanto más crece su producción en potencia y volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuanto más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también así mismo y al obrero como mercancía y justamente, en la proporción en que produce mercancías en general. Este hecho, por lo demás, no expresa sino esto: el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto, que se ha hecho cosa. El producto es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del trabajo aparece en el estadio de la Economía Política como desrealización del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y servidumbre a él, l

Las guerras

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Durante el siglo 20 se han desarrollado una serie de guerras que fue viviendo la humanidad, a raíz de las cuales se dice que fue un período sangriento. Algunos autores afirman que las revoluciones sociales formaron parte de ellas. Sin embargo, hay dos grandes guerras que desataron el furor del poder capitalista abocado a la construcción de armamentos entre las empresas que a ello se dedicaban y los gobiernos, que a ello se dedicaron, gobernados por el inmenso poderío económico forjado por esas empresas y otras multinacionales que hacían hamburguesas y gaseosas. Los años postreros a esas guerras dejaron infinidad de muertos, mutilados, desertores, emigrados, inmigrados, finales de sueños, de proyectos, de tradiciones, y engendraron un nuevo mundo sintéticamente como el que vivimos en nuestros días. Cualquier foráneo a nuestro mundo pensará que aprendimos de los errores y de los horrores que dejó la infinidad de matanzas y el saldo infinito de esas guerras económico-políticas. La resp