La Era Actual del Capital: un ligero análisis superfluo

La era del capital se afianzó con las revoluciones burguesas de 1789 y la revolución industrial de Inglaterra. La burguesía ahí se estancó. Con un capital que se fue acovachando en las entrañas de dichas revoluciones que quedaron en offside cuando quisieron ir más allá. Cuando los obreros no veían las mejoras materiales. Cuando las contradicciones que emanaban de su esencia fueron evidentes en las conquistas obreras posteriores.
Las revoluciones tuvieron eco en la Rusia de 1917 que seguía ocn estructuras medievales, bajo el despotismo de sus zares. Un pueblo hambriento que encontró a sus pares hasta en el ejército y la policía, supuestos guardianes del orden imperante. Un orden que no estaba ordenado para nada. Sólo ordenado como una imposición desde el poder, cuyo referente principal era un incipiente capital, naciente y expansivo durante el período que le siguó: el imperialismo, donde tomó formas de trusts, finanzas internacionales y monopolios que buscaban nuevos horizontes para expandir sus contradicciones, como es su esencia: el colonialismo.
Tal fue así que esto se da hasta nuestros días. Con gobiernos que lo permiten, que les ofrecen sus cantos como pista de aterrizaje. Como pseudocomplicidad de la devastación de los pueblos “atrasados”. Francia, Inglaterra, Estados Unidos, todos países prósperos en la terminología del capital, que buscaron nuevas tierras para conquistar y reproducir la sangrienta expansión.
Tanto le neoliberalismo político de los ´90, cuanto el libre mercado regulado con sus propias reglas, o sea, desrregulado, avalaron y promulgaron una situación de desguace estatal a manos privadas que estalló en Argentina, dándole la bienvenida al nuevo milenio. Algo pasaba. La gente volvió a salir a la calle después de cruentas dictaduras “patriotas” que imponían a la fuerza este statu quo impresentable en lo atinente a “lo nacional” que tanto defendían los paladines de la Patria. Tal es así que la deuda externa se sextuplicó en grandes sumas de dinero, que el ministro de Economía de la era neoliberal menemista estatizó. Lo único que estatizaron durante el menemato. Los demás servicios del pueblo se privatizaron en bellas manos: trenes, camiones y tractores, mucha plata, mucha plata. Los árboles de la economía que invadían el microcentro querían vender los dólares al mejor postor.
Sistema al mejor postor, componía la Bersuit ni bien empezaba el menemato. Después la explosión, cinco presidentes en una semana. Le estalló el petardo en la mano de De La Rúa, que culpaba al tinellismo televisivo mediático acerca de la mala imagen que le dejaba ante gente. Había un personaje que lo imitaba muy bien cuyo apodo era De la Duda. Nunca mejor puesto. Incluso asistió a uno de los programas, donde un manifestante se le acercó pidiéndole por los presos de La Tablada y lo sacaron corriendo. Tinelli amainaba la situación dando su entender al asunto, pero no compartiendo los métodos de la irrupción de su programa que llegaba a miles de hogares argentinos.
Un helicóptero termina llevándose a un gobierno lleno de dudas y con un saldo de muertos y heridos sobre la Plaza de Mayo en una manifestación de un pueblo asqueado de l mentira y de la corruptela política. Que se vayan todos, decían. Duhalde, después del cotolengo de presidentes, dijo que le devolvería los ahorros a la gente  que habría elecciones.
2003. Llega él, proponiendo un sueño. A todo esto el capital seguía devorando las demandas sociales. Néstor Carlos Kirchner agarra un país en llamas. Le fue difícil. Cambió la Corte. Caminaba entre la gente. Se chocaba con las cámaras de foto, torpemente. No se sabía poner la banda presidencial. Jodía con el bastón de mando. Era informal. Se cagaba en el protocolo. Quizás porque después de  tanto respeto a lo protocolar, así nos fue. Era todo más sencillo. Había que escuchar qué decían los pibes, qué pensaban, qué sentían. Ellos eran el futuro, después de todo. Les propuso un plan de acción. A laburar duro. Las malas lenguas lo caratularon como sectas, como que los usaba, que los pibes no tenían que pensar en eso. Que no tenían experiencia. Experiencia para robar, experiencia para mentir, adelantaba León Gieco. En fin, hubo un cambio de mirada institucional. Lo mandaba a Lavagna a decirles a los yanquis que hasta que no recuperemos el incendio que ellos había encendido no les íbamos a poder pagar. Le decía a su Mario Bros, Aníbal Fernández, que anote cada centavo que entraba y salía de las arcas nacionales, que la balanza siempre tenía que dar positiva.
Su gestión fue buena. Entra ella. Ya no la podían ni ver por ser mujer. Tenía un discurso encendido de entraña. Les hacía acordar a Evita. Esta conchuda de mierda decían, fiel al discurso retrógada y machista. El, bueno, era hombre,. Ella. De dónde salió esa argolluda.



El problema del campo. El piquete de la abundancia. La leche derramada no será negociada. Y pibes muriendo de hambre. Faltantes de leche en algunos lugares del mundo. Pero qué les importa. ¿Sabés lo que es que te retengan el 35%? Tengo que devolver las ocho de las veintiocho Ford Ranger que tiene la estancia. Ni en pedo. ¿Para que la gasten en negros de mierda que mno quieren laburar y viven de los subsidios pagados con nuestra plata? Nooooo!. Cacerolazos Essen con olor a Carolina Herrera que emanaban de los tapados de piel. Cortes de ruta con Fords Rangers y Pirellis marcadas sobre el asfalto.
Un muchacho que hizo caso omiso a la defensa de un modelo. Que se pasó por el forro la función para la que había sido designado, a raíz de un mensaje de texto que le había mandado su hija, dedicada a la actividad agropecuaria. “Mi voto no es positivo”. Festejos hasta de la gente que no tenía ni una hectárea de campo. Contra ella. Que reviente esa yegua, decían. La yegua que iba a poner un 35% por decreto pero que finalmente lo sometió a la asamblea. Pero ella es despótica, ciclotímica, y está “psiquiátrica”, como le dijeron hace poco cuando se plantó ante los fondos buitres. Esos mismos que durante la presidencia de Menem, que se postula para el 2015, nos garchaban de parado con los intereses de la deuda, bajo el nombre diplomático de relaciones carnales. Los países de Latinoamérica que le ponen un coto al hambre buitre siempre tienen en su interior quienes se benefician con esas relaciones carnales. Son los que quieren que vuelva Carlos Saúl 2015, son los que golpearon las puertas de los cuarteles para que salgan a acallar a los “incorregibles”. Los que se benefician a costilla del pueblo, los de siempre.

“Si me pasa algo miren para el norte”, dijo ella. Históricamente, tanto el gigante del Norte como los gigantes de la Europa en crisis, se tornaron en contra de los países que ellos llaman “atrasados”, cuando levantan la cabeza hacia la prosperidad. Y más aún en contra de la unión que siempre quisieron desunir, “mediando” entre  supuestos “intereses encontrados” entre los países vecinos. Ejemplo actual: las papeleras. Ejemplo histórico: La guerra del paraguay. Basta con leer un poco de historia para saber por qué el discurso en contra de los fondos buitres. Espero, como parte del pueblo gobernado, que no sean más que palabras de un discurso encendido. Quiero creer que no. 

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