CONTRADICCIONES DE LA HISTORIA
Cuánta
sangre corrió bajo los puentes del asesinato a mansalva. De la imposibilidad de
llevar a cabo una idea colectiva de mirar hacia el costado y no hacia el otro
lado, disimulando. Esa siembra de individualismo que genera el aplastamiento de
la solidaridad. De dedicarse a armar una agenda ajena. No propia. De
concentrarse en el amor a una sociedad que los delataba para matarlos. Porque
les tenían miedo. Porque querían cambiar las cosas. Esos cambios que implicaban
pérdidas. Cambios que generaban bienestar. Y la elección paralela al malestar
conocido antes que al bienestar por conocer. La plena confusión generada por
los medios de difusión de noticias. Monopolios al servicio de la manipulación,
en interés del corazón que los fortifica: el capital y los intereses foráneos.
Cuánta
sangre corrió por fuera de estos cuerpos. La misma que momentos antes corría
por las venas enardecidas de justicia social. Sensibles a la injusticia, el
hambre , la miseria, la pobreza, la violencia escalafonada dirigida contra los
que no tienen nada. Muertos de amor, los llamó Lanata en un libro. Hoy se ríe
de ellos. Una risa financiada por un grupo que aplaudió gobiernos militares y
se enriqueció con ellos, jactándose siempre de la libertad de expresión. Contradicciones
de la historia. Parece que
Lanatín (Lanata-Clarín) estaba quebrado y tuvo que levantar las deudas y
arreglar con quienes llamó Enemigo Público. Las deudas son las que dejó en la
calle a los trabajadores del diario Crítica cuando quebró.
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