pepe
¡Ay pendejo, como lloramos tu partida!¿ Como vas a hacer
eso?
Es la cagada más grande que te mandaste en tu vida. Mirá que
te mandaste cagadas pero esta superó a todas. La cagada más grande es dejarnos
sin tu sonrisa, loco. La locura que te embargaba era digna de un vasco, como tu
hermano. Locos con gran corazón. Ese otro loco que se cagó a trompadas con la
cana para salvarte el pellejo, ese otro loco que me trajo un conejo de regalo
cuando me habías matado el mío de una patada.
¿Te acordás que cada vez que te veía te decía “vos me debes
un conejo, guacho inmundo de porquería” y vos estallabas de la risa, me dabas
un abrazo y me pedías perdón? No había nada que perdonarte, hermano. Eras un
borrego hincha pelotas desde esa edad.
De chiquito nomás ya el gran vasco siguiéndote los pasos y
tapando todas las cagadas que hacías. Que guacho hermoso. Eras bardero, pero
tenías un corazón que se te salía del pecho.
Me acuerdo de esos viajes en tren, cuando volvíamos de
Capital chupando birra en el rápido. Y nos poníamos a filosofar de la vida. Y
de todas las cosas que nos acordábamos de tu hermano y nos cagábamos de
risa. Ay, vasquito querido. Qué pérdida,
la puta madre que lo parió. ¡Hasta siempre, Pepe!
Comentarios
EL Vasco