GRAHAM GREENE , EL TERCER HOMBRE
Un día como hoy murió, en 1991, Graham Greene; este escritor conocido por feroces críticas al orden moderno y la confusión que generó y que supo simpatizar por el comunismo en la idea de que era claro su fracaso y el alejamiento de la realidad de sus teorías políticas muy buenas de por sí. de hecho militó en el Partido Comunista en 1922.
Una de las
frases con que termina este libro, El tercer hombre, es que un hombre no quiere morir en la
oscuridad. Quiere morir en la luz. Porque va hacia su casa. Y su casa nunca es
la oscuridad.
Siempre está
por verse quién es ese tercer hombre. Ya que el investigador va contando una
serie de datos para encontrar a su amigo a quien descubre que ha muerto. Se
encuentra con la muerte de su amigo. No física, sino a través de del cuento de
un vecino.
El
investigador tiene dos personalidades. Una más dura y otra más contemplativa.
Imaginaba el personaje una sociedad libre de impuestos con sólo conseguir que
todos los individuos se detuvieran un instante.
En un
contexto confuso, de posguerra, se da esta historia. Donde la cooperación entre
los aliados occidentales y los rusos, prácticamente se había roto, aunque no
todavía del todo. Era tal la desconfianza a todo que en cuanto a una persona
que no aceptaba su calvicie, tiene que haber algo de falso. Lo decía respecto
de uno de los personajes con los que se había cruzado el investigador.
Transcurrido
en Viena, una de las ciudades donde la nieve cae intermitentemente y que el
silencio es más profundo que una simple ausencia.
Las dos
personalidades eran Rollo y Martins. Un tipo en dos. Un tipo, un conflicto y su
síntesis. Se daba una controversia dialéctica hasta en los asuntos de pollera.
Eso hacía pensar que había un tercer hombre. La síntesis de esas
personalidades: la tesis y a antítesis en una persona. Una miraba una mujer que
pasaba mientras que el otro renunciaba olímpicamente a esa muchacha.
Estamos re
homenajeadores. No hay un por qué. Encontré estas escrituras acerca de lecturas
y decidí publicarlo para desgracia del lektor o aburrimiento o invitación a
leerlo. O todas a la vez. En este caso es Graham Greene, fallecido en 1991.
Inició una novela como ésta, suponiendo que los escritores empiezan las novelas
con la idea inicial de una historia que nunca llegan a escribir. ¿será esta su
caso? ¿será otra idea inicial, la que tuvo al principio? Sólo el lo sabe.
Lástima que no se lo podamos preguntar.
Comentarios