NUNCA MUERE QUIEN VIVE PARA SU PUEBLO


Noches de espera para esta noticia. Tanto tiempo pasó de su asunción. Pesimismo. Susceptibilidad. Y montón de cosas antipáticas que simpatizan a quienes no lloran ni ríen por nada, que como idiotas van por la vida, esquizofrénicos. Ponerse contento por esto significa no estar bien de la cabeza.

Son los mismos que piensan que si llorás, sos puto. Sos maricón si no te la aguantás. Malahonda si criticás. Malaleche, resentido, envidioso, si querés que esto mejore. Un estado de incertidumbre no es funcional al statu quo. Negarse tampoco. Él se negó. Y puso en cuestión bajarse los pantalones ante los grandes imperios. Y para eso hay que tener los huevos bien puestos.

Pero ellos dicen que esas actitudes son actitudes de gente no es funcional. El que piensa pierde, dice Les Luthiers parafraseando épocas nefastas en que ocurría aquello y que estos que hoy ríen ayer reían por lo mismo, pero en distinta época.

Repetir lo que te digo. Nada de crear cosas alternativas. El loro como bestia funcional es lo que quieren de un pueblo. Él lo quiso cambiar. Y de hecho lo hizo.

Ellos excluyen diciendo que si desencajás quedas afuera del sistema. Te tenés que bancar sólo. Como todos los que están sólos, que ni hablan ni discuten. Gente en soledad es lo que quieren.

La pantalla que acapara todo diálogo, estaba dando la noticia y especulando un futuro, sintetizando sus puntos de vista porque el tiempo es tirano. No hay tiempo para reflexionar. Él le puso un tiempo al tiempo.

Agarró a la humanidad de su pueblo. Estaban decepcionados de la condición humana que se dejó estar a la merced de un dios creado por su misma mente. Agarró un pueblo con chicos con la panza gorda de hambre, gorda de vacío existencial y llena de brecha entre pobres y ricos. El hombre veía un paisaje en que el hombre ya no era más hombre porque se pisan como ratas para alcanzar una felicidad inexistente. Hombre que vive y muere para alcanzar su bienestar personal. Individualismo acérrimo. Él se propuso terminar con eso.

El progreso tan soñado por Augusto Comte, padre del positivismo, y que adorna la bandera de Brasil, era acompañado por un orden. Primero estaba la oligarquía, después progresan los pobres. Ese después era tan eterno que tuvieron que inventar la frase “largo como esperanza de pobre”. El juego del progreso había que jugar. Él pateo el tablero de ese juego. Por eso molestó. Y mucho.

La sana competencia. Los países que colonizan a “los más débiles”. Los países “del primer mundo” que inventaron las reglas y la creencia de que éramos libres.  Él paso de la formalidad a la realidad social.

La desigualdad social. La distribución de la torta que tanto temen los economistas neoliberales de Harvard, cuando sobra riqueza y la pobreza come las sobras de la mesa de los que manejan el poder económico. Más aún cuando existe una nación rica en recursos que se van a países foráneos que imponen reglas económicas a quienes producen sus productos. Él los mandó al carajo, junto con su pueblo.

La pelea por el petróleo fue uno de los leit motiv que motivó la contraposición en la contra cumbre de las Américas. El agua en la Argentina, los recursos que cada país ve que se los extirpan de sus manos quitándoles dignidad al pueblo que lo produce.

La condición humana lo angustiaba. Pero siempre con una sonrisa y un canto a la vida. La frialdad de los hombres le preocupaba. Con toda la sangre que había en las venas abiertas de América Latina, no podía ser que el hombre se sienta ganado por la especulación financiera. Ni hablar de la sangre que se había derramado durante gran parte de la historia en pos de la conquista de la tan ansiada libertad.

Los medios de comunicación lo anunciaron con estrépito. Como siempre, se encargaron de estandarizar nuestro cerebro con cuestiones irrelevantes que no hacen a la construcción de una Nación, ni a la dignidad de un hombre, ni a la grandeza ni proeza que puede significar una palabra y su falta de lectura. Críticas bajas y destructivas algunas, fomentaron esta muerte con antelación. Sin perjuicio de que a él no le importó. Porque ya había construido. Porque no se pertenecía más a él sino a su pueblo.

No fue sino una pérdida de tiempo. Un punto de vista histérico y esquizofrénico desde los bellísimos plasmas que adquirieron gracias a su gobierno. Igual dudan. No está mal dudar. Ganen el tiempo y vayan despacio. Piensen, que no está mal y hace mucha falta. Pero siempre dignos de nosotros, de nuestro pueblo, de nuestro folklore orgullosos, de nuestra identidad. Sin vender nuestra grandeza y cultura por meros espejitos de colores. Hace más de 500 años ocurrió lo mismo y arrasaron con un pueblo. Hay sobrados ejemplos. No repitamos la historia, que para eso sirve.

 

 

 

Comentarios

Anónimo dijo…
Agu!!! la idea es muy buena, lo que se transmite también, pero sería bueno que lo pudieran entender todos...de dónde sacaste ese estilo ecatológico??? tenías diarrea? o fiebre? No tendriás que vol
ver a verlo al barbudo??? no me refiero a Dios, sino al analista....jajaja. muy bueno tu mensaje, pero el estilo, te lo regalo, me costó entender lo que querías decir.Ma.-

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