HEMINGWAY Y LA NADA
Basta de pasar facturas a dios, dijo el tema de Cordera y Céspedes cuando eran amigos en el disco Asquerosa Alegría de Bersuit del ’93. Así termina un cuento de Hemingway, el viejo que se suicidó en Cuba después de hablar constantemente del suicidio en sus cuentos. Crónica de una muerte anunciada, decía García Márquez. En el contexto de un bar, se encuentran un viejo borracho que un día se había querido suicidar y un camarero que se quería ir a dormir temprano; el cuento termina diciendo que el camarero le teme a la nada misma, que conocía demasiado bien. “…Todo era una nada y un hombre también era una nada. Era sólo eso, y luz era todo lo que necesitaba (el viejo) y un poco de orden y limpieza. Algunos vivían en ella y nunca la sentían pero él sabía que todo era nada y pues nada y pues nada y pues nada. Nada nuestra que estás en la nada, nada sea tu nombre, nada a nosotros tu reino y hágase tu nada así en la nada como en la nada. La nada nuestra de cada día dánosla hoy y n