DEMOCRACIA Y LIBERTAD
El cuaderno
que tanto vomito cuando escribo quedó al lado de la cama y en este momento es
víctima de otra lanzada. Momentos de vómito espiritual en los que la
angustia-inspiración que algunos llaman musas dulcemente, me impulsan a
escribir después de varios juegos de cintura para acostarme a vaciar el
infierno y empezar de vuelta.
Creo que
definí la escritura. Pero no soy muy amigo de las definiciones. Me parecen
siempre incompletas, vacuas, inútiles. Para dejar la conciencia tranquila de
que algo es así y no de otra manera. Cuando algo definido, en el momento en que
se termina de definir, ya es otra cosa.
“La democracia
es el gobierno del pueblo”, demos , pueblo, cratos gobierno, o algo así
desaprendíamos en el colegio. Lo que no nos enseñaban es lo que escondía esa
definición. Que la democracia significaba mucho más que esa hermosa mentira tan
dulce al oído. También era demagogia, autoritarismo, sostén de un modelo
económico, peldaño para arribar a sangrientas dictaduras, retornos de
dictaduras para bajar a una más sutil pero no menos violenta: la dictadura
económico-financiera del posmodernismo.
Para Alfonsín
por ejemplo, significó comida, educación y salud. ¿será por eso que no logró
completar su mandato? Con la democracia se tendría que comer, se tendría que
educar, se tendría que curar si los grandes poderes económicos la dejaran de
manipular.
Que lindo
cuento. Después está la cruda realidad. Con la democracia se mueren de hambre
miles de chicos, no hay insumos en los hospitales, los médicos sufren la
presión de los martillos judiciales en la nuca, presión que no los deja
trabajar en paz, y el tongo de los caranchos en la puerta de los nosocomios que
basan su búsqueda de casos como aves de presa impulsados por la información que
les brinda los sistemas de (in) seguridad. Con la democracia, el poprcentaje de
deserción escolar en los jóvenes es cada vez mayor y el analfabetismo es
directamente proporcional a la cantidad de horas que un chico pasa frente al
televisor o cualquier clase de pantalla fomentando en cada familia la cultura
de la pantalla.
Basta. Dijeron
un día. Y los militares tomaron el poder. No hubo más democracia. No hubo más
gente. Los magos de las armas hicieron desaparecer a cualquiera. Militen o no
en partidos políticos. La juventud era un peligro. Era la culpable de todos los
males de la democracia. Tan nacionalistas que le pidieron ayuda a los yanquis
que, chochos, financiaron los golpes de estado en toda Latinoamérica. Con sus
grandes multinacionales que hoy consumimos contentos de vivir en una democracia
que se puede elegir si comer en un Mc Donals o en un barguer, si comprarme
adidas o naik, si consumir faso o merca.
Con la
democracia podemos elegir sin que un milico te apunte a la cabeza y decirte lo
que tenes que hacer. Mañana me voy al Congo y me instalo en una choza rodeado
de vida silvestre. ¿y qué hago con mi vida de ciruja? Eso no sale de la boca de
alguien que no cubre sus necesidades básicas.
Ah, me
olvidaba . si querés elegir en democracia tenés que tener un cierto volumen de
guita en los colchones o en los bancos. Para empezar a hablar. De libertad. Digo,
si querés ser libre. Evidentemente, la libertad, la igualdad y la fraternidad
se quedó a vivir en Francia. ¿Quién es más libre? ¿ El que más tiene o el que menos
necesita? ¿se puede medir la libertad? ¿
o como dice la Bersuit: “la libertad es sólo un mandato lícito, y encuentra en
el libertinaje su liberación”? ¿o como dice Silvio Rodríguez: “la libertad nació
sin dueño y yo quién soy para colmarle cada sueño”? ¡Uy!, perdón que mencioné un cubano. Cierto que
en Cuba no había libertad. Perdón otra vez.
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