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Mostrando las entradas de febrero 16, 2011

EL DISCONFORME

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“Cuatro alfajores, 2 pesos”, pasa y aturde un vendedor ambulante en el tren que recién sale de Moreno a Buenos Aires. Gente cansada, ojerosa, que duerme poco. Un poco de mugre. Un barbudo enfrente con una tristeza de psicólogo freudiano en la cara. Un panorama de resignación. Algunos duermen para olvidar. Algunos leen para pasar más rápido el viaje. Algunos observan a otros. Algunos escriben. Acabo de leer uno de los capítulos del libro de John Reed, Diez días que conmovieron al mundo. Me pregunto por qué ese pueblo ruso tuvo tantos huevos y tanta dignidad para ponerle fin a la miseria, poniendo en riesgo sus valiosas vidas, hasta perderlas. Tan valiosas como cualquier vida de cualquier ser humano. Acá todo es resignación. Está bien: son distintas épocas. Pero no hay fuerza ni siquiera para reclamar lo injusto. Todos comidos por los espejitos de colores de una empresa de celular, ensimismados en sí mismos. Un sistema perverso que hace que te canses de reclamar, que te pierdas entre los

PUEBLOS CANSADOS DE LAS INJUSTICIAS SOCIALES

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Diez días que conmovieron al mundo, John Reed. Un autor norteamericano que estuvo en la histórica toma del poder en la Rusia de 1917. Se republicó por el sello editorial Gallo Rojo y hoy se puede ver en las librerías de todo el país. ¡Qué loco! ¿No? Decir que un libro con un tema a tratar como este, tan controvertido, está vendiéndose en el año 2009, cuando aún dicen que cayó el comunismo y que ganó el capitalismo, uando la actual hegemonía mundial que está absorbiendo hasta al mismo Estados Unidos, es comunista: se llama China, mal que les pese a algunos espíritus occidentales y cristianos. ¿Por eso habrá tanta bronca con los chinos? No sé. El tema es que ejercen hegemonía mundial porque invadieron todos los mercados del mundo, abriéndose al mundo y ejerciendo políticamente un comunismo maoísta. Pero, en fin, el comunismo no cayó con la demolición de una pared. Eso es lo que quieren vender ideológicamente los medios capitalistas del mundo en un mundo dominado paradójicamente por el co

LA CIUDAD DE DON PIRULERO

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Y acá estoy de vacaciones. Qué embole. Y, por otra parte, qué bueno que es estar al pedo. Lo que noto es demasiada envidia aveces. Envidia foránea. De la jodida. Algunas personas en esta ciudad son envidiosas. Si a alguien le va relativamente bien ya lo miran con ojos raros. No por nada la gente que triunfa afuera   es mal vista o no muy querida, aveces. Le sacan el cuero. En fin, las vacaciones que me permite un trabajo. Mes y medio. De los que me ven, la mayoría me cagan a puteadas. Me odian porque tengo extensas vacaciones. Yo me empiezo a cuestionar lo genuino de ese sentimiento de amor de esa persona hacia mí. ¿No era que me apreciaban? ¿no tendrían que estar contentos de que a un ser querido le va bien y que tiene la fortuna de gozar de un mes y medio de vacaciones? ¿no tendrían que estar contentos como lo estaría yo por ellos si les pasara?. Si a alguien que uno quiere tiene un beneficio cualquiera ¿no lo alegra a uno? Bueno no. Acá todo es al revés. Nada el pájaro y vuela el pe