RUMI CANI (PIEDRA SOY)
Cacho se enteró que era una piedra. Para sus enemigos, era una piedra. Quien de afuera lo veía y no le importaba su interior se pensaba que era una piedra. A lo mejor lo querían mover y no podían. Porque se movía por motus propio. Como la piedra de Tandil. Movediza cuando ella quiere. O porque era una piedra que formaba parte de una montaña ideológica donde cada vez se sumaban más piedras y la montaña atravesaba toda la cordillera de los andes. Era notorio que cada vez eran más. La cuestión era que cada vez con más frecuencia se querían sacar más de encima esa piedra del zapato. Estos personajes hobbesianos daban de morfar a esta especie de nueva identidad que había descubierto Cacho cual coraza en que se escuda una tortuga. Lenta pero contundente. Ellos lo hicieron de piedra. Alimentaron su propio monstruo haciéndolo cada día más fuerte. Con cada subestimación, con cada insulto por detrás, cada voluntad en su contra, cacho resurgía de sus propias cenizas como ave fénix. Cacho p