DUMAS Y LA REALIDAD ACTUAL

Edmundo Dantés. El protagonista de El Conde de Montecristo. Lejos de Pablo Echarri, la novela de Alejandro Dumas deja muestras de valor. No de valor en dólares ni en euros, sino de ese valor en épocas en que el mismo vale interés individual, a largo plazo, para infravivir.
El poder lo mete preso sin pruebas. Es decir, con una prueba inventada en su contra por un problema de polleras y por una ambición de poderío de su contrincante, Fernando. ¿No suena real Dumas? Se hace carne acá, allá , en todas partes donde exista competencia carnal de quita de ojos y charco de sangre burocrático en pos de un puesto oficinesco.
Ella, Mercedes, una vez más congraciándose con género femenino metiendo sus preciosa nariz en medio del bolonqui. Si no, traicionaría su condición. Ellos, engañando su condición, metiendo narices en pos de la homosexualidad reprimida quizás? No sé. La intención jamás es la misoginia ni la homofobia. No creo que Dumas se rebaje a semejante condición infrahumana.
Hay un mito. La mujer, donde habita, genera quilombos. El hombre, donde habita, ¿no genera quilombos también? Desmitifiquemos el mito que se deja ver desde El Conde de Montecristo del visionario Dumas. Haber: la madre Teresa de Calcuta. Era mujer y de sus acciones emanaba la paz mundial. Generó paz mundial. También generó conflictos en la mentalidad de los poderosos que viven del conflicto mismo y de la peleas entre los hombres. El nombre: Juan Sistema. Por otra parte, Juan Román Riquelme. Género: masculino. Genera conflictos. En fin, es el único que enfrenta a la mentalidad establishment de Macri, masculino, que genera conflictos pro. Con un 45 % que elige esa sarcástica sonrisa tras lo cual se esconde la muerte en sus millones de forma. Digno hijo de quien enriqueció sus arcas mientras se gestaba lo sucedido en el 2001 de la mano de Roberto Conflicto. Juan y Roberto, íntimos amigos de Mauricio.


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