ENFOQUE SOCIAL SOBRE EL USO DE CELULAS MADRE (STEM CELLS): INFORMACIÓN BÁSICA

El estudio de las células madre es una de las áreas más fascinantes de la biología. Existen investigaciones recientes acerca de su comportamiento y su funcionalidad. Estas permiten comprender cómo se origina un organismo a partir de una célula y cómo las células sanas reemplazan a las dañadas o enfermas, en un individuo adulto.
Estos estudios configuran importantes avances en el ámbito científico, ya que los investigadores  se vieron impulsados a comprobar la posibilidad de emplear terapias celulares para combatir ciertas enfermedades, lo que frecuentemente se menciona como “Medicina Regenerativa” o “Medicina Reparadora”.
Las Células Madre son aquellas células que están dotadas de la capacidad de autorenovación (es decir, de producir más células madre), simultáneamente con la facultad de originar células hijas , comprometidas en determinadas rutas del desarrollo. Las células hijas se convertirán (por diferenciación) en tipos celulares especializados (neuronas, hepatocitos, células musculares cardíacas, células endoteliales, células pancreáticas, etc).
En la actualidad, se conocen tres tipos de células madre: las embrionarias (que proceden del embrión), las germinales embrionarias (obtenidas del tejido gonadal del feto) y las del adulto.
Las primeras dos son pluripotenciales, mientras que las del adulto son multipotenciales ya que dan origen a una menor cantidad de tipos celulares que las dos anteriores. Sin embargo, poseen una capacidad mayor de la que se pensaba originariamente.
El conocimiento de estos temas conllevan una tendencia a la polémica y resultan un tanto controvertidos. En particular, la deficiente difusión informativa que se inculca en la población que ignora la problemática más los intereses institucionales de diversos sectores sociales, políticos, teológicos, culturales, hasta de la biología y genética misma.
El estudio y desarrollo de este tipo de biociencia comienza aproximadamente 20 años. Surgió ante la necesidad de buscar una solución a las enfermedades hematológicas tales como la Leucemia, Anemia de Fanconi, etc…  y todo tipo de patologías que comprometían a la médula ósea y, por ende,  a los precursores de los elementos figurados (glóbulos rojos, leucocitos, etc).
Estas enfermedades necesitaban un trasplante de tejidos que debían realizarse con células donadas y que fueran compatibles, para recuperar la funcionalidad de ese tejido. También en enfermedades devastadoras de la sociedad como el Parkinson, el Alzheimer, la diabetes, cardíacas, hepáticas,etc.
En la mayoría de los casos, esa compatibilidad no era posible y fracasaba, con la consecuente pérdida del paciente. La causa de semejante consecuencia estaba dada por el rechazo inmunológico de un tipo de tejido que no pertenecía a ese cuerpo en el que había sido implantado, por el hecho de tratarse de células heterólogas ( provenientes de otro organismo). Por ello, la reacción orgánica del cuerpo en que había sido implantado no reconocía como propias esas células nuevas que ingresaban en su cuerpo, en virtud de la memoria inmunológica intrínseca del mismo.
Como consecuencia de ello, nace la necesidad de buscar el “no rechazo” del organismo y se descubre que las células que constituyen el cordón umbilibal son inmunológicamente vírgenes. Y no sólo eso, sino que la ingeniería genética halla la forma biológica de suministrar los estímulos necesarios para que, una vez ingresadas en el organismo, se estacionen en el tejido homólogo y así reparar el daño y recuperar ad integrum la funcionalidad del tejido. Esto último está basado en evidencias concernientes a enfermedades hematológicas, músculo cardíaco, etc.
Esas células homólogas del cordón umbilical se extraen durante el nacimiento del individuo mediante un simple acto de extracción sanguínea de las venas umbilicales. Se realiza luego del “clampeo” del cordón (40 cc como mínimo) y se deposita en diferentes tubos preparados al efecto, para su posterior estudio y crioconservación en nitrógeno líquido a – 140°C.
Bajo estrictas normas de seguridad, se mantienen en conservadoras especiales, rotuladas e identificadas mediante códigos de barra pertenecientes a cada caso particular.
Como se trata de células propias, el posterior implante no causa rechazo inmunológico.
Ultimamente, se está investigando si se puede realizar lo mismo cuando existe un vínculo fraternal (hermanos) y descendientes directos. Se está descubriendo que actuarían con más beneficios que aquellas totalmente heterólogas.
Por eso se continúa investigando a partir de células madre llamadas Autólogas (propias) para uso propio, llegando a la “ingeniería de tejidos” y a la “clonación”, con el fin de reemplazar tejidos dañados o enfermos.
Estos emprendimientos genético-biológicos deben ser protegidos, custodiados y analizados con la seriedad y compromiso que la humanidad necesita y en beneficio de ella.
Queda este capítulo abierto, para futuros comentarios. La relevancia de esta nueva problemática lo amerita.

Dr. Raúl Castro
Ginecólogo MP 52.204
Medicina Reproductiva. Procrearte (Red de Medicina Reproductiva y Molecular)

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