PROBLEMAS

 Leo el diario del domingo para ver como no están las cosas. O cómo te las quieren contar. Se que están mal. O no muy bien. O para el tujes si se quiere, pero hay gente que trata de inventarse un mundo ficticio de bienestar, evadiéndose de las cosas que le pegan en lo más profundo de su sensibilidad.
La cuestión ficticia. La necesidad de lo ficto de la pura realidad es encarar las cosas con energía y vitalidad y suponer que los problemas que se puedan suscitar en la vida son arreglables, solucionables, con una mera invención de bienestar personal. Ficticia.
Ojo que no es una cuestión maniquea de ver si está bien o está mal. Es una manera de sobrevivir a lo mejor. De encarar los quilombos. Para arreglar algo tenés que estar bien por dentro. Riñones, pulmones, intestinos en su lugar. Cabeza, sobre todo cabeza. Cerebro. Que por la tele se fue de vacaciones.
Por lo tanto, uno se la tiene que creer. Que vas a poder. Y para creer es necesario confiar en uno mismo, para que el problema, sea cual fuere, no te termine de derrumbar. Bucay acaba de lanzar un lagrimón cuando leyó esto.
Suena muy idiota. Y no sólo suena sino que ontológicamente lo es. Pero es esta idiotez la que te hace adaptarte, ser darwinianamente más fuerte a la hora de encarar algo que te aqueja.  Y te aferrás al primer dios que se te cruza por la calle. La fe. Ese objeto que también se hizo visor del mercado. Lucro y fe.
En fin, la fe puede basarse en un dios que tiene que ver con uno mismo también. Al fin y al cabo, Narciso murió de eso. Parece que se adelantó al superhombre nietzscheano (¿se escribirá así?) que abunda en los gimnasios de la posmodernidad.
La realidad te presenta un sinfín de obstáculos. “Algunos más otros menos, tenemos agujeros”, canta Flavio Cianciarulo en una canción. Que da en uno y su entorno cómo los sortea.
Por supuesto que hay una marcada diferencia en quien padece hambre, falta de un techo, de una vivienda digna (como garantiza la Constitución Nacional), etc. Aquella gente está con dificultades serias para conllevar este tipo de mentalidad repleta de idiocia social adaptativa. Nadie puede juzgar algo que no vive. Y se juzga. Y se prejuzga, para peor. Porque quienes lo hacen nunca han estado en su situación. Sin embargo, parte de esa gente, increíblemente, todavía ostenta fe. Sin ella, morirían. Tienen fe que un día van a tener otra vida. Más digna. Que todo ser humano se merece tener. Pero otra parte de los mismos, han perdido todo atisbo de esperanza, desdiciendo el “más largo que esperanza de pobre”. Para algunos de ellos, la esperanza duró lo que esa persona tardó en tener las vivencias que tuvo para hoy no tener nada que perder.
Che, qué problemas teníamos nosotros? Problemas? Jaja.-  
AGU 16/2/04

Comentarios

Anónimo dijo…
es muy buena reflexión, aunque yo soy de las que alimento los "pensamientos positivos" y la "esperanza". A mi me sirve, pero claro, estoy en entre los privilegiados que no tengo PROBLEMAS, claro que si se mira al costado, ante tanta falencia , se puede medir la idiotez de la propia queja. Muy bueno Agu, realmente, agudo e inteligente, como de costumbre .Mami
yesi dijo…
problemas? por suerte ninguno, ni cerca

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